Rosas marchitas en un jarrón de porcelana,
sus pétalos caen, ya no resplandece la mañana.
Llora su fragancia, que en el aire se pierde,
nadie la percibe, nadie la entiende.
Tiemblan en silencio, atrapadas en su vaso,
como almas solas que han olvidado su paso.
Sus hojas, ya secas, susurran un lamento,
un eco perdido en el vasto firmamento.
El jarrón de porcelana, frío y distante,
esconde su tristeza, su dolor constante.
Nadie las mira, nadie las siente,
y así, en su pena, se marchitan lentamente.
Rosas que lloran, que se mueren sin ser amadas,
su vida se apaga en las horas calladas.
Su belleza, perdida, ya no da consuelo,
y se esfuma en la brisa, como un sueño en el cielo.
VÍDEO
@david.m.r31
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