Aurelius Marcus Severus
“Me llamo Aurelius Marcus Severus, hijo de Hispania y soldado de Roma. Sirvo en Caesarobriga, ciudad floreciente del Tajo, donde el puente sostiene la vida y el comercio como si de venas y arterias se tratara.
Mi deber, junto a otros legionarios, era custodiar ese puente. No era una obra cualquiera: los ingenieros romanos lo hicieron más ancho y más elevado que un simple paso de piedra. En su interior, entre los sillares que lo sostenían, se abrió un túnel secreto. No fue obra vana ni caprichosa, sino necesidad de defensa. Allí guardábamos trigo y vino para el sustento, hierro y bronce para las armas, y desde allí movíamos tropas de un extremo al otro sin ser vistos.
El pueblo ignoraba lo que aquel puente albergaba. Solo nosotros, los soldados y los magistrados de Caesarobriga, conocíamos sus entrañas. Desde allí resistimos embates de enemigos y vigilamos el fluir del río. Aquel túnel era vida, fuerza y refugio.
Escribo estas palabras porque temo que algún día el puente deje de ser lo que es. El Tajo ruge con furia en las crecidas, y los hombres, con sus guerras, hieren lo que Roma levantó. Así fue: los arcos cedieron, las piedras se hundieron, y el túnel quedó enterrado bajo agua y lodo, condenado al olvido.
“Pons est anima urbis” —el puente es el alma de la ciudad.
“Flumina mutantur, sed memoria manet” —los ríos cambian, pero la memoria permanece.
Dejo estas memorias selladas en este pequeño cofre de madera y bronce, oculto entre dos sillares de la muralla, para que un día alguien las encuentre. Si Roma desaparece, que al menos perdure el recuerdo de lo que aquí defendimos.
Escribo estas palabras porque temo que algún día el puente deje de ser lo que es. El Tajo ruge con furia en las crecidas, y los hombres, con sus guerras, hieren lo que Roma levantó. Así fue: los arcos cedieron, las piedras se hundieron, y el túnel quedó enterrado bajo agua y lodo, condenado al olvido.
“Pons est anima urbis” —el puente es el alma de la ciudad.
“Flumina mutantur, sed memoria manet” —los ríos cambian, pero la memoria permanece.
Dejo estas memorias selladas en este pequeño cofre de madera y bronce, oculto entre dos sillares de la muralla, para que un día alguien las encuentre. Si Roma desaparece, que al menos perdure el recuerdo de lo que aquí defendimos.
Yo, Aurelio, doy testimonio. Que quien lea estas líneas sepa que bajo las piedras del puente de Caesarobriga latió, una vez, el corazón de Roma.”
Roma secreta servat
(Roma guarda secretos)
David Miguel Rubio
Promotor Turístico en Castilla - La Mancha
Informador Turístico
(N° Reg. EXP/ITL/RDM-0019)
Guía de Montaña
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