Nunca olvidaré aquellas tardes, cuando el sol se escondía lentamente por el “Canto
Hituero”…
Ni tu sonrisa…
Y cómo pasaban los días sin darnos cuenta…
Y nuestra juventud con ellos…
Nunca olvidaré las puestas de sol… y las
tormentas con aquellos relámpagos y truenos…
Ni tu mirada…
Y cuando mis ojos ya no vean la luz y sólo
sientan oscuridad…
Allí estará la imagen de aquel pueblo…
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