miércoles, 10 de septiembre de 2025

La maldición del anticuario de Toledo (El espejo maldito de los egipcios) - El conjuro de los "Hititas"


 
La maldición del anticuario de Toledo (El espejo maldito de los egipcios) - El conjuro de los "Hititas"
 
La tienda de antigüedades de la calle del Comercio en Toledo, propiedad de Don Esteban Llorente, un prestigioso anticuario, pronto se convirtió en el centro de las habladurías. 
 
Llorente había recibido un extraño espejo dorado con inscripciones jeroglíficas que, según el documento de procedencia de un expoliador del Cairo, provenía de una excavación en el desierto oriental de Egipto. Se decía que había pagado por él más de lo que valía toda su colección junta.
 
 
Los vecinos contaban que, tras esconderlo en la exposición de su negocio, el anticuario comenzó a enfermar de manera inexplicable: primero fiebres repentinas, luego una tos sanguinolenta y pesadillas en las que aseguraba ver figuras envueltas en lino que lo observaban a través del espejo. En apenas un mes, fue hallado muerto frente al objeto, con el rostro desencajado en una mueca de terror.
 
La tienda quedó cerrada, con los muebles cubiertos de polvo y el espejo oculto tras un paño, hasta que las llaves pasaron a manos del Ayuntamiento, sin herederos conocidos que reclamaran la herencia.
 
 
Los fallecimientos inusuales
 
Poco después de la muerte del anticuario, Toledo comenzó a registrar muertes extrañas:
 
Un joven estudiante de arqueología apareció ahogado en el río Tajo, tras haber asegurado a sus compañeros que había visto “el reflejo de un faraón” entre las cortinas del escaparate de la tienda abandonada.
 
Una anciana vecina de la plaza de Zocodover enfermó repentinamente después de afirmar que el espejo “la había mirado” desde la penumbra del local vacío.
 
Un sacerdote de San Juan de los Reyes sufrió un colapso durante una homilía tras haber investigado antiguos textos sobre espejos egipcios, en los que se advertía de su uso ritual para guiar las almas al más allá.
 
Las autoridades civiles hablaron de meras coincidencias. Pero los rumores crecieron entre los toledanos, quienes siempre habían convivido con historias de brujas, nigromantes y objetos malditos, desde los tiempos de Alfonso X y la Escuela de Traductores.
 
Mapa del Imperio hitita 
(Siglos XIV-XIII a. C.)
 
La conexión histórica
 
Lo que pocos sabían es que el espejo había sido forjado en tiempos de Ramsés II.
 
Tras la batalla de Qadesh (1274 a.C.), donde egipcios e hititas chocaron en la mayor guerra de carros de la Antigüedad, el rey Muwatalli II ofreció a Ramsés riquezas como gesto de paz. 
 
Batalla de Qadesh (1274 a.C.)
 
Entre ellas, aquel espejo recubierto en oro, con inscripciones que no eran meramente decorativas, sino fórmulas rituales de los sacerdotes hititas, uniendo símbolos solares egipcios con conjuros para “debilitar la imagen del enemigo en su propio reflejo”.
 
 
Lo que parecía un obsequio diplomático escondía un arma espiritual. Un conjuro "demoníaco", para vengarse de Egipto.
 
El espejo no solo mostraba la figura de quien lo contemplaba, sino que absorbía parte de su fuerza vital, acelerando la enfermedad y la muerte.
 
Los sacerdotes egipcios, al comprender su peligrosidad, lo sellaron en un templo secundario junto con amuletos protectores de Anubis y Hathor. 
 
Durante siglos permaneció oculto, hasta que una excavación a principios del siglo XX lo desenterró y, por azar o destino, recaló en Toledo, ciudad donde lo místico y lo histórico siempre se entrelazan.
 
 
El presente
 
Hoy, el espejo sigue en la vieja tienda cerrada, bajo precintos administrativos. Sin embargo, cada cierto tiempo, testigos aseguran ver un resplandor dorado tras las ventanas polvorientas. 
 
Algunos turistas juran haber fotografiado sombras vestidas con ropajes egipcios en los cristales.
 
 
Los arqueólogos que conocen la historia callan, temiendo que el mito atraiga a buscadores de tesoros o a imprudentes curiosos. Pero entre historiadores locales corre una advertencia:
 
“Toledo guarda muchos secretos". Pero este no nació aquí, sino en tierras de "Qadesh".
 
 Y tal vez, como entonces, solo los sacerdotes sabían cómo volver a ocultarlo...”
 
 
David Miguel Rubio
Promotor Turístico en Castilla - La Mancha
Informador Turístico
(N° Reg. EXP/ITL/RDM-0019)
Guía de Montaña


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