Las murallas de Talavera de la Reina
fueron uno de los recintos defensivos más destacados en su momento, debido a su
sólida construcción y las acometidas que sufrió durante siglos en diversas
batallas e intentos de saqueos y conquistas.
Talavera llegó a tener tres líneas de murallas, la primera y la que mejor se conserva, fue mandada construir por Abderramán III en el siglo IX, por lo tanto es de origen musulmán, aunque probablemente pueda llevar el mismo trazado de una muralla anterior romana o visigoda. Esta primera línea de muralla fue construida en piedra labrada y reforzada con mampostería, con una estructura fuerte que ha llegado hasta nuestros días. En ella se pueden observar restos reutilizados de épocas anteriores como lápidas romanas perfectamente visibles o restos de templos.
Talavera llegó a tener tres líneas de murallas, la primera y la que mejor se conserva, fue mandada construir por Abderramán III en el siglo IX, por lo tanto es de origen musulmán, aunque probablemente pueda llevar el mismo trazado de una muralla anterior romana o visigoda. Esta primera línea de muralla fue construida en piedra labrada y reforzada con mampostería, con una estructura fuerte que ha llegado hasta nuestros días. En ella se pueden observar restos reutilizados de épocas anteriores como lápidas romanas perfectamente visibles o restos de templos.
En el siglo XIII, la muralla se
reforzó con un número de torres albarranas, de gran tamaño, que posibilitó la
mejor defensa de la ciudad. Estas torres, todo un símbolo de Talavera, fueron
originalmente 17 instaladas a lo largo de todo el recorrido, aunque en la
actualidad solo quedan 8, algunas en perfecto estado, otras casi derruidas, y
otras reutilizadas para otros fines, como la situada en la calle Corredera, en
la cual se instaló una capilla dedicada al Cristo de los Mercaderes en 1752. De
esta primera línea de muralla numerosas puertas de entrada a la ciudad
existían, pero tan solo nos quedan restos de la Puerta de Mérida, situada en la
actual calle de San Clemente.
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