Justa y Rufina fueron
dos hermanas nacidas en Sevilla los años 268 y 270. Ambas murieron en el 287. Son
veneradas como santas por la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa.
Su festividad se celebra en Sevilla el 17
de julio (siguiendo la tradición medieval hispánica) y en otros lugares de
España el 19 de julio. En Payo de Ojeda, (Palencia) son veneradas el 19 y 20 de
julio.
Narración
de su vida y martirio según la leyenda cristiana
Justa y Rufina fueron hermanas carnales,
nacidas en Hispalis bajo el dominio romano; Justa en 268 y Rufina en 270, de modesta familia de cristianos
clandestinos dedicados al oficio de la alfarería. En estos tiempos, las hermanas dedicaban su tiempo a ayudar al
prójimo y al conocimiento del Evangelio.
Era costumbre celebrar una vez al año
una fiesta en honor a Venus en la que se rememoraba el
fallecimiento del admirado Adonis. Se recorrían las calles de la
ciudad pidiendo limosnas para la fiesta.
En cierta ocasión, los seguidores de Venus
llegaron a casa de Justa y Rufina solicitando el dinero correspondiente, pero
las hermanas se negaron a pagarlo por ser el fin de este contrario a su fe, y
no solo esto sino que decidieron hacer añicos la figura de la diosa entre
ambas, provocando de esta manera el enfado general de las devotas que se
lanzaron hacia ellas.
Taller de Ruiz de Luna
Hacia 1920
Calle Santas Alfareras
El Puente del Obispo (Toledo)
El prefecto de Sevilla, Diogeniano,
mandó encarcelarlas, animándolas a abandonar sus creencias cristianas si no
querían ser víctimas del martirio.2 Las santas se negaron, a pesar de las amenazas. Sufrieron el tormento
del potro para a continuación ser
torturadas con garfios de hierro. Diogeniano esperaba que el trato que se le
daba sería suficiente para que renunciaran a su fe, pero ellas aguantaron todo.
Viendo que no surtió efecto el castigo, las encerró en una tenebrosa cárcel
donde sufrirían las penalidades del hambre y la sed.
Estoicamente sobrevivieron a su condena,
por lo que fueron castigadas de nuevo. Esta vez debían caminar descalzas hasta
llegar a Sierra Morena. Tuvieron la suficiente fuerza para conseguir el objetivo. Viendo que nada
las vencía, mandó encarcelarlas hasta morir. La primera en fallecer fue Santa
Justa. Su cuerpo lo tiraron a un pozo, recuperado poco tiempo después por el
obispo Sabino.
Una vez que hubo acabado con la vida de
Justa, Diogeniano creyó que Rufina sucumbiría a sus deseos con más facilidad,
pero no lo consiguió. Decidió acabar con su vida de la forma más lúgubre en
aquellos tiempos. La llevó al anfiteatro y la dejó a expensas de un león para
que la destrozase. La bestia se acercó, y lo más que hizo fue mover la cola y
lamer sus vestiduras como haría un animal de compañía. El Prefecto no aguantó
más, la mandó degollar y quemar su cuerpo. Nuevamente tras este hecho, el
obispo Sabino recogió los restos y la enterró junto a su hermana en el
año 287.
Santas Alfareras (1743)
Museo Ruiz de Luna
Talavera de la Reina (Toledo)
Por tan cristiana acción, fueron
canonizadas. Se les nombró patronas de los gremios de alfareros y cacharreros, caso de Manises (Valencia) donde en 1746 fueron
declaradas Patronas del Gremio de Artesanos Ceramistas y en 1925 fueron
declaradas Patronas canónicas de esta Ciudad con gran tradición ceramista.
También son veneradas como patronas de otras localidades, por ejemplo Orihuela, donde la leyenda cuenta que las santas se aparecieron en forma de dos
luceros sobre la sierra de Orihuela tras la conquista cristiana sobre los
musulmanes. También son patronas de Payo de Ojeda en Palencia, de Maluenda,
en la provincia de Zaragoza y de la ciudad conquense
de Huete.
Santas Alfareras
Centro Cerámico Talavera (2020)
Concilio
de Elvira
La negativa de las futuras santas a
entregar vasijas a los paganos que seguían la procesión de
la diosa semítica Sambó produjo un altercado en el que
las cristianas derribaron y rompieron el ídolo, a la manera del gesto provocador de San Polieucto. Algunos años más tarde los padres del Concilio de Granada, en su canon 60 promulgaron que:
"...Si alquien destruye
un ídolo y lo condenan a muerte, dado que se trata de algo que no está indicado en el Evangelio y no nos parece que se actuara así en tiempos de los Apóstoles, hemos decidido que estos cristianos no sean recibidos en el número de los mártires..."
Sin embargo hubo una difusión oficial de
su culto en la Bética durante la época visigoda, tuvieron en Sevilla su basílica
martirial y San Isidoro compuso un himno en su
honor. Ambas seguían siendo festejadas en Córdoba en el siglo IX. Cuando en el califato Omeya de Al-Andalus, durante los reinados de Abderramán II y Mohamed I se produjeron persecuciones de los cristianos mozárabes, estos tuvieron que refugiarse en Toledo donde fundaron una parroquia bajo la advocación de ambas
santas.
Cerámica Santas Alfareras
Ruiz de Luna (1942)
La Colegial (Talavera de la Reina - Toledo)
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