lunes, 18 de febrero de 2013

San Vicente, Santa Catalina y San Nicasio (El Real de San Vicente)




Los 3 santos y mártires tienen mucho que ver con nuestro pueblo....
Pero...¿quiénes fueron.....?



SAN VICENTE MÁRTIR



La persecución en Hispania
Se originó una sangrienta persecución contra los cristianos, decretada por los emperadores Diocleciano y Maximiano. En marzo de 303 se publica el primer edicto imperial en este sentido, que llevó a cabo el prefecto Daciano, quien vino de Roma y permaneció en la Península dos años, ensañándose con fanatismo y crueldad en la población cristiana. Daciano llegó a Hispania por Gerona, donde encargó el cumplimiento de los decretos imperiales al juez Rufino, pasando él a Barcelona y después a Zaragoza.
Valero y Vicente fueron prendidos en el año 303 por orden del gobernador Daciano, y trasladados a Valencia. Valero fue condenado al destierro y Vicente sufrió el martirio, muriendo finalmente en fecha imprecisa —la tradición le asigna el 22 de enero— en el año 304 ó 305. De acuerdo a la leyenda, convirtió antes de morir a su verdugo.
Desde el lugar de su primera sepultura, el cuerpo de Vicente fue trasladado, en el mismo siglo de su martirio, a una basílica existente fuera de los muros de la ciudad, junto a un arrabal cristiano, conocida como San Vicente de la Roqueta, que mantuvo el culto durante toda la época islámica, estando documentadas distintos propietarios cristianos, como el Monasterio de San Juan de la Peña, reyes o Poblet. Siendo el culto que se realizaba en época de la dominación musulmana una de las pruebas más precisas de la existencia de una abundante población mozárabe cristiana.

 La reliquia del brazo de Vicente
Uno llegó hace unos treinta años a la Catedral de Valencia, regalado por una familia de Padua. Según estudios forenses, pertenece a un hombre joven, presenta quemaduras en la piel y se remonta al siglo IV.
Se conserva en una capilla de la Catedral de Valencia; salió en procesión el jueves, 22 de enero de 2004, al igual que cuando se inauguró el año santo. Esta imagen se repetirá de nuevo dentro de cien años.

SANTA CATALINA MÁRTIR


Catalina nació en Alejandría en el año 283. 
Por entonces, se hallaba en Alejandría el patriarca Teonás, quien con su grandísima mansedumbre había conseguido que los paganos no persiguieran a los cristianos; pero éstos vivían muy oprimidos, tenían que proceder siempre con la mayor cautela y guardarse de hablar contra los ídolos. De aquí surgió una tolerancia muy peligrosa respecto de los paganos y tibieza en los cristianos, por lo cual dispuso Dios que Catalina, con luz interior e inflamado celo, reanimase a muchos. Catalina fue un día a casa de Teonás. Él le dio el Sacramento para que se lo llevara a su casa; y ella lo llevó en un vaso de oro sobre su pecho. La sacratísima sangre no la recibió. Había por allí muchos infelices, que parecían solitarios, prisioneros y atormentados duramente en trabajos de construcción, de sacar piedras de canteras y transportarlas. A éstos les fue dada secretamente la sagrada comunión. Durante una gran fiesta pagana, Catalina fue obligada por sus parientes a ir al templo de los ídolos, pero no sólo no fue posible reducirla a ofrecerles sacrificios, sino que cuando la solemnidad era mayor, Catalina, arrebatada de santo entusiasmo, se acercó a los sacerdotes y derribó el altar de los perfumes y echó por tierra los vasos, clamando contra las abominaciones de la idolatría. Se levantó entonces un gran tumulto; apoderáronse de ella, la tuvieron por loca furiosa y la condujeron al peristilo del templo para interrogarla; pero ella clamaba con mayor vehemencia. 

Fue conducida a la cárcel, y en el camino llamó a todos los confesores de Cristo, invitándolos a unirse con ella para derramar su sangre por aquel que nos ha redimido con la suya. Fue encarcelada, azotada con escorpiones y arrojada a las bestias feroces. Catalina era instada y violentada a que sacrificara a los ídolos y a que aceptara aquel matrimonio que ella tanto aborrecía. Ya antes, después de la muerte de su madre, la había llevado muchas veces su padre a las escandalosas fiestas de Venus, pero ella siempre había estado allí con los ojos cerrados. En Alejandría estaba adormecido el celo de los cristianos. Halagaba mucho a los paganos que Teonás consolase a los esclavos cristianos que eran maltratados por sus crueles amos, y que les exhortase a servirlos con fidelidad, con lo que se mostraban los paganos tan aficionados a él, que muchos cristianos débiles sacaron de aquí la consecuencia que no sería cosa tan mala el paganismo. Por esta razón suscitó Dios a aquella esforzada, animosa e inspirada doncella, para que con sus palabras, con su ejemplo y su glorioso martirio convirtiera a muchos que de otro modo no se habrían salvado. Era tan poco el cuidado que tenía en ocultar su fe, que iba por las plazas públicas buscando a los esclavos trabajadores cristianos para consolarlos y exhortarlos a mantenerse firmes en la fe,; pues conocía que muchos se habían entibiado y apostataban a causa de aquella tolerancia. Había visto a tales apóstatas tomar parte en aquel sacrificio en el templo, por lo cual sentía tan vivo dolor y santa indignación. Las bestias a las cuales había sido arrojada después de azotada, le lamieron las heridas y ella se vio repentinamente curada en la cárcel. Su prometido quiso hacerle allí violencia, pero tuvo que salir confundido y anonadado. Vino su padre y la sacó de la cárcel, conduciéndola de nuevo a casa del joven, donde fueron empleados todos los medios imaginables para inducirla a la apostasía. Las doncellas paganas que habían sido enviadas a ella para que la convencieran, ella las ganó para Cristo; y los filósofos que disputaron con ella, se dieron por vencidos. El padre salió fuera de sí y atribuyó todo aquello a encantamiento, por lo cual mandó azotar y encarcelar otra vez a su hija. La mujer del tirano, que había ido a visitarla, se convirtió y con ella un oficial. Cuando ésta vino a la cárcel, se apareció un ángel que tenía una corona suspendida sobre la cabeza de Catalina, y otro con una palma delante de ella.

Conducida Catalina al circo, fue puesta en un lugar elevado entre dos anchas ruedas guarnecidas de dientes y puntas agudas de hierro. Cuando empezaron a dar vueltas las ruedas cayó un rayo e hizo pedazos la maquinaria, lanzando los pedazos en diferentes direcciones e hiriendo y matando a unos treinta paganos. Luego hubo una gran tempestad de viento y granizo, pero ella estaba sentada muy tranquila entre los restos de las ruedas con los brazos extendidos. Fue de nuevo conducida a la cárcel y oprimida durante muchos días. Varios hombres quisieron apoderarse de ella, pero ella los rechazaba con la mano y ellos se quedaban como estatuas, sin movimiento. Llegábanse otros, y ella con sólo mostrarles con la mano a los que se habían quedado petrificados, los rechazaba de sí. Todo se atribuyó a artes mágicas y Catalina fue conducida otra vez al lugar de las ejecuciones. Se arrodilló en el tajo, con la cabeza vuelta hacia un lado y fue decapitada. Saltó de la herida extraordinaria cantidad de sangre; la cabeza se desprendió por completo del cuerpo. Arrojaron el cuerpo en un horno encendido, pero las llamas se revolvieron contra los verdugos, mientras que una nube de humo cubría su cuerpo. Sacáronle de allí y lo arrojaron a bestias hambrientas para que lo despedazasen; pero ellas no le tocaron. Al día siguiente los verdugos llevaron el cuerpo a una cueva llena de inmundicia entre césped de saúco. Por la noche, se aproximaron dos ángeles con vestiduras sacerdotales, que cubrieron el cuerpo con cortezas de árbol y se lo llevaron. Catalina fue martirizada el año 299, a la edad de dieciséis años. Entre las muchas doncellas que la acompañaron, llorando, al lugar del suplicio, algunas fueron después infieles; pero la mujer del tirano y el oficial padecieron valerosamente y murieron por Cristo. Los ángeles llevaron el cuerpo de esta santa virgen a una cumbre inaccesible del monte Sinaí. La superficie de esta cumbre tenía extensión suficiente nada más que para una casa pequeña. El santo cuerpo permaneció oculto en este lugar por espacio de muchos siglos hasta que fue mostrado en una visión a un monje del monte Horeb. Vivían allí varios monjes, bajo la obediencia de un abad. El monje manifestó al abad la visión que había tenido, y se vio que al mismo tiempo otro monje había tenido la misma revelación. Les mandó el abad bajo obediencia que fueran a buscar el cuerpo de la Santa. Fueron conducidos en brazos por los ángeles a lo alto de la cumbre, los cuales abrieron el sepulcro y tomando uno de los monjes la cabeza de la Santa y el otro el cuerpo, fueron conducidos de nuevo en brazos de los mismos ángeles al pie de la montaña. Allí en la falda del monte Sinaí levantaron una capilla para que descansara el sagrado cuerpo. El monasterio de estos monjes fue posteriormente destruído.

Santa Catalina mártir es patrona de la elocuencia, de los filósofos y de los predicadores.

SAN NICASIO MÁRTIR


San Nicasio era arzobispo de Reims cuando esta ciudad fue pillada por los bárbaros, El santo se retiró a una iglesia con su hermana Eutropia, a fin de morir al pie de los altares como víctima de Jesucristo. Los soldados lo decapitaron en el momento en que pronunciaba estas palabras de David: Mi alma se adhirió al suelo, y cuando se le hubo separado la cabeza del tronco, terminó el versículo: Señor, vivifícame según tu palabra.

En Leganés, con la llegada de octubre llegan las fiestas de San Nicasio que celebramos con regocijo y alborozo en honor de nuestro santo patrón, pero a buen seguro que muchos también lo celebramos con desconocimiento de quién era este buen hombre. Pues a pesar de tratarse del santo patrón de Leganés desde tiempos inmemoriales es muy poco conocido en general; y aunque cuenta con una Hermandad desde hace más de quinientos años y es venerado por muchos lugareños tiene un escaso arraigo popular, como demuestra que en España existan apenas 3.300 personas que porten ese nombre. Y todo ello, empero de tratarse de un santo muy milagrero, pues según un documento del archivo de la iglesia de Regnes nada más y nada menos que “cura la desintería, calenturas, romatismos, miembros rotos, da abla a mudos, postemas, fluxo de sangre, sangre lluvia….

El caso fue que las andanzas de Nicasio y de sus fieles discípulos Escubículo y Quirino, dieron que hablar y el gobernador romano de Lutecia los mandó apresar. Después de negarse los santos varones a venerar a Marte fueron martirizados hasta que finalmente se ordenó su muerte por decapitación en la ciudad de Écos. Lo más curiosos de la historia y lo verdaderamente inusual se produjo tras este suceso, pues cuenta la tradición católica que Nicasio una vez que perdió la cabeza se agachó, la cogió con sus propias manos y se lanzó a la carrera como si fuera el zaguero de la selección francesa de rugby. Atravesó sembrados, ascendió colinas y cruzó ríos, hasta que llegó a Gasny situada a una decena de kilómetros, donde, no sabemos si como fruto de la pérdida de la cabeza, por puro agotamiento o porque creyó llegar a la línea de ensayo, cayó al suelo y exhausto depositó su cabeza en el lugar donde después se alzaría un templo en su honor y memoria.

Enlaces textos y fotos de este reportaje:

http://es.wikipedia.org/wiki/Vicente_de_Zaragoza



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